Con su imponente figura, su personalidad sarcástica y su papel crucial en Rogue One, K-2SO se ha convertido en uno de los droides más icónicos del universo de Star Wars. A diferencia de los astromecánicos o unidades protocolares, K-2SO pertenece a una categoría más compleja: es un droide de seguridad imperial reprogramado por la Alianza Rebelde. Su estructura, altura y estilo mecánico lo hacen un proyecto ambicioso para cualquier constructor, pero también uno de los más impresionantes cuando se completa con éxito.
La construcción de una réplica funcional de K-2SO implica afrontar desafíos distintos a los de otros modelos. Su altura —más de dos metros— requiere un esqueleto interno robusto, normalmente fabricado con aluminio o acero ligero, que soporte el peso de las extremidades y articulaciones. Para conseguir un movimiento fluido en los brazos y piernas, muchos constructores optan por servos industriales de alto torque y sistemas de poleas. Además, el uso de impresoras 3D de gran formato permite fabricar paneles exteriores con el nivel de detalle que caracteriza al droide original.
Un detalle que muchos makers disfrutan añadir es el sistema de expresividad: iluminación LED en los ojos, altavoces internos para reproducir frases icónicas y sensores que permiten pequeños gestos automatizados. Más allá del desafío técnico, construir a K-2SO es una experiencia gratificante que combina ingeniería, creatividad y homenaje a uno de los héroes más inesperados de la saga.

